El caudillo, defensor de las ideas populares.

 

Hace ya un poco más de una semana, se conmemoraron 73 años del vil asesinato de quien fuera conocido como el caudillo, donde esa tarde fatídica del 9 de abril de 1948 le es arrebatada la vida a Jorge Eliécer Gaitán Ayala, quien fuera, jurista, escritor, activista y uno de los mejores oradoradores y políticos conocidos en nuestro país. Nacido en Bogotá, un 23 de enero de 1903 en el seno de una familia sin las condiciones sociales o económicas necesarias que para la época de la primera mitad del siglo 20 demarcaba el futuro de muchos connacionales. Implícitamente tan despectivo que, únicamente el color de piel era un factor de discriminación, y este prócer no fue claramente excluido de tal infamia que era llamado por sus detractores como el negro Gaitán. Sus padres, una mujer de profesión educadora con posturas radicales de carácter liberal; igualmente que su padre todo un antagonista, pronunciándose de este mismo partido político desde las actividades como librero y vendedor de periódicos de esta línea oficial.

Desde muy joven; Gaitán, demostró la noción que tenía debido a su elocuencia y poder de su oratoria; lo que para su momento lo encuadraba como el caudillo del pueblo, ganándose ese apelativo por las significativas y magistrales intervenciones que entregaba en la plaza pública, situaciones las cuales sentaban un precedente en quienes le escuchaban cambiándole la forma de pensar; esto, claramente sin la mayor aceptación de la clase opositora. Con el más grande esfuerzo inicio sus estudios en el mes de febrero del año 1920 como discente en la facultad de Derecho en la universidad nacional; en su paso por la academia fungió como profesor de las asignaturas atinentes a derecho penal desde el año 1931 hasta su deceso; reconociendo, tanto su formación como el ejercicio profesional en derecho que practicaba casi a la perfección, demostrado en sus defensas practicadas en los distintos escenarios nacionales e internacionales; ilustrando que ejercía su defensa en la mayoría de las veces en favor de las personas más vulnerable, esbozando que no era justo las altas e injustas condenas impuestas para sus humildes prohijados, enalteciendo esta profundización en la corriente positivista tal como la retratan los historiadores Adriana Rodríguez y Gilberto Parada: “Gaitán reconoció su admiración por las doctrinas de Enrico Ferri y Cesare Lombroso. Al primero lo alabó por humanizar el derecho penal y convertir al hombre en un objeto de estudio y principal actor de la criminología; al segundo lo elevó a la cúspide de genio por interpretar las causas síquicas del delito con los elementos extraídos de la morfología".

Posteriormente, fue nombrado rector de la universidad libre entre los años 36 y 39, siendo desde allí, donde dio sus primeros pinos a la política, tomando la responsabilidad como alcalde de la ciudad capital en el año 1936; posteriormente, debido a su fastuoso desempeño ocupo las carteras de educación y trabajo en los años 40 y 44 respectivamente, sin dejar de lado su aporte al congreso entre los años 1929 y 1948. Candidato presidencial independiente del partido liberal colombiano en el 46, por lo que según las investigaciones de muchos tratadistas estudiosos del tema Gaitán a la presidencia; este sería el motivo de su asesinato, teniendo en cuenta y asegurando que su trabajo como jefe de Estado iba dirigido en la defensa de las causas populares.

Bajo el gobierno del presidente Mariano Ospina Pérez, se presentó la barbarie donde no solo perdería la vida el Caudillo, sino más que dejó unos 550 muertos, según la prensa de la época, aunque algunos investigadores sitúan la cifra en más de 2.000,
por contar únicamente en Bogotá, lo que en su momento dividió la historia en dos, provocando una desobediencia civil por la reacción del pueblo mediante actos de violencia jamás registrados en el país, quienes a tal descoyuntado evento saltaron a las calles, arrasando a su vez con lo que encontraba. Se dice supuestamente que, un hombre llamado Juan Roa Sierra en compañía de varias personas, fue quien acciono un arma de fuego revolver en repetidas oportunidades contra la figura de Gaitán, ocasionándole el fatídico resultado que hasta la fecha tratamos. El país y el mundo conoce este fatídico suceso como El Bogotazo.

El Profesor del Departamento de Historia de la Universidad de los Andes. Ricardo Arias; en su artículo, los sucesos del 9 de abril de 1948 como legitimadores de la violencia oficial. Historia Crítica. Publicado el segundo semestre del año 1998; del cual, al darle lectura extraje los siguientes párrafos, con el fin de precisar, relata su arista de acuerdo al tema que nos atañe; donde describe lo que vino después. “Ese clima de violencia que se produjo el 9 de abril se extendió mucho más allá de lo esperado; para ciertos sectores de la sociedad, como ya lo indicamos, fue el inicio de una ola de terror que se iba a apoderar de Colombia. Casi tres años después de ocurridos los hechos, el presidente Laureano Gómez decía que la tarea central de su gobierno consistía en "la reconquista de la tranquilidad pública perturbada tan profundamente como consecuencia de la subversión del 9 de abril...". Muchos años después, el general Fernando Landazábal, por ese entonces ministro de Defensa del gobierno Betancur, afirmaba categóricamente que el partido comunista era el responsable de la violencia que "le ha costado al campo desde 1948 más de 30.000 campesinos asesinados por guerrilleros comandados, dirigidos, auspiciados y sustentados por el partido comunista".

Más grave aún: si analizamos ciertos comentarios que se siguieron emitiendo en torno a los sucesos de aquella fecha, encontramos que el 9 de abril, más que una interrupción pasajera de la paz y de la tranquilidad que supuestamente caracterizaban a nuestra sociedad, representó el inicio de una profunda descomposición social, el desplome del orden tradicional. Un editorial publicado en 1953 por el periódico El Siglo, intitulado "El día de la abominación", afirmaba que "el 9 de abril aún no ha concluido. Esta ola de bandolerismo que ha asolado el país en estos cinco años es fruto consecuencial de esa fecha. Bajo esa negra noche, que el resplandor de las llamas criminales hacía moralmente más oscura, quedó desecha toda la tradición de la república, despedazada su alma, desfigurado su carácter. Apenas la mano providente de Dios, pudo salvar a nuestros mandatarios, conservar a nuestro partido en el poder y dejarnos un resto de patria para volverla a edificar de nuevo; ¡quién pudiera arrancarte de la historia colombiana para no seguir avergonzándonos con tu recuerdo!

Es de anotar que, una de las presunciones descritas sobre el magnicidio del caudillo del pueblo, de tanta que se han de entregado en el trasegar del tiempo; iniciando con la teoría del ejecutor solitario ya mencionado, hasta llegar al punto de mencionar una causa de interés colectivo orquestado por una conspiración internacional, con el fin de evadir el arribo del socialismo al poder en nuestro país. ​ No obstante; para el año 2018 los integrantes de la comisión de la verdad pidieron a la Fiscalía General de la Nación declarar como delito de lesa humanidad el regicidio de Gaitán, dada la medida que posterior a una septuagésima continúa siendo un enigma; con el objetivo de esclarecer la verdad, encontrar la convivencia y evitar se repita un hecho de tal impacto en Colombia. Partiendo desde la relación y razones correspondientes que demostrarán la invalidez del fallo, habida cuenta al sinnúmero de yerros jurídicos de todos los elementos materiales de prueba que hacen parte de la investigación.

Para estos tiempos de tecnología de punta, resulta inaudito que en la actualidad no se tenga, ni siquiera el más mínimo concepto sobre su muerte, solamente falta que las autoridades competentes se excusen en la emergencia sanitaria que vive el mundo. Solo nos queda esperar que algún día cercano, se logre establecer la verdad del magnicidio, de quien en su momento pudo haber cambiado la historia de esta Nación. Por último, se hace necesario recordar algunas frases populares del caudillo del pueblo Jorge Eliécer Gaitán Ayala. Dirigidas y únicamente en defensa de la verdad y la clase menos favorecida de donde plenamente surgió, haciendo alusión entre otras. “Antes que la vida miserable y perecedera están el dolor, la justicia y el ideal”. “Cercano está el momento en que veremos si el pueblo manda, si el pueblo ordena, si el pueblo es el pueblo y no una multitud anónima de siervos”. “Nada más cruel e inhumano que una guerra. Nada más deseable que la paz. Pero la paz tiene sus causas, es un efecto. El efecto del respeto a los mutuos derechos”. “Un principio que debería ser la base fundamental de las auténticas democracias: el que no trabaja no come, que es opuesto a la simulación de la democracia en donde el que menos trabaja es el que más come”.

 

GUSTAVO ADOLFO BELLO ESTRADA.

 

Gustavo Adolfo Bello Estrada

Abogado, Especialista en Derecho Constitucional y adminsitrativo,  Magíster en Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario,  Doctor Honoris Causa en Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario. Docente Universitario Asesor Técnico Jurídico & Auditor Interno.Dicente Programa Profesional Virtual en Negocios Internacionales.

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