EL ABOGADO LITIGANTE

 

 

Estudiar Derecho fue la mejor decisión que tomé cuando me gradué del colegio, defender un derecho ajeno como si fuera mío ha sido mi éxito profesional, las experiencias profesionales como abogado, tantas anécdotas en los estrados judiciales, en audiencias públicas que, sin duda alguna, han sido mi mayor motivación para compartir con todos los abogados, principalmente los jóvenes que acaban de egresar y vienen con muchas ganas de poner en la práctica jurídica los conocimientos teóricos recibidos en la universidad. Cuando me gradué de abogado sobraba el entusiasmo por ejercer la profesión de abogacía, recuerdo que al principio opte por irme a las salas de audiencia del palacio de justicia, y observaba entre otros abogados, a mi padre RAUL MESTRE JURADO (Q.E.P.D.) quien en vida fuere escritor, periodista, abogado, cuando sorprendía a la vista pública con elocuentes discursos defendiendo derechos ajenos como si fueran propios. En ese momento entendí, que para ser un gran abogado debía tener pasión porque debía convencer al juez que mi representado le asistía el cumplimiento efectivo de sus derechos. Un abogado además de tener los requisitos de ley que lo acreditan como profesional del derecho, tiene que ser una persona con vocación al servicio social, una persona que comprenda a su defendido, que se ponga en sus zapatos, y en ese instante utilice todo su conocimiento, experticia, para una adecuada defensa jurídica. Dentro de las anécdotas vividas como abogado algo que me ha impactado es la subjetividad del juez, no podemos olvidarnos que el juez es un ser humano que tiene sentimientos y, que en muchas ocasiones en sus decisiones judiciales se ven reflejados particularmente en sus providencias, por eso la importancia de convencer al juez con fundamento en la ley, aunque también con seguridad, convicción, certeza, de que los argumentos jurídicos del abogado son el camino hacia la justicia en el caso concreto. Los abogados deben ser personas locuaces pero muy seguras cuando se dirigen o se expresan en una audiencia pública porque esto genera un impacto a la audiencia que lo escucha, en especial al juez que es finalmente quien toma las decisiones en su sentencia, un abogado tímido genera inseguridad jurídica tanto a su cliente como la administración  de justicia, dado que en muchas oportunidades pueda que le asista el derecho a su representado pero una indebida sustentación implica el riesgo de generar dudas al juez, que como indicamos también es una persona de carne y hueso llena de susceptibilidades, como cuando en derecho penal una persona es capturada y le fueron violados sus derechos como capturado, pero el abogado no logro demostrar ese suceso, por tanto, en vez de declarar por parte del juez ilegal la captura esta es legalizada. A toda la nueva generación de abogados, les puedo decir con total honestidad que no existen claves, trucos, para alcanzar el éxito profesional, por el contrario, la magia la tienes tú desde el momento en que tomaste la decisión de estudiar derecho, de ir a una universidad a estudiar leyes, por ello, siempre hago una invitación es que seas un luchador incansable de la justicia y veras que los resultados vendrán como consecuencia de tus esfuerzos, por eso en mi vida entre tantas cosas buenas que me han pasado como tener una familia, hijos, esposa, también les puedo decir con total seguridad que no me arrepiento de ser abogado.

 

 

 

Raúl Mestre Castro

Abogado de la Universidad Libre. Especialista en Derecho  Penal y Criminología. Candidato a Magister de la Universidad Libre en  Derecho  Penal y Criminología. Docente universitario, consultor jurídico, gerente Mestre & Fontalvo Abogados S.A.S., columnista diario La Libertad (2013-2014)

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